lunes, 18 de febrero de 2013

ENTREVISTA REALIZADA POR DON FERNANDO CARRERAS AL DIARIO ABC DE BARCELONA


«Hasta hace tres años, el Ejército utilizaba palomas mensajeras»

Durante tres décadas, Fernando Carreras, de 71 años, fue el encargado de cuidar y mimar a las palomas mensajeras del Regimiento de Transmisiones del Ejército en Barcelona

Fernando Carreras, de 71 años, lleva desde los 16 siendo un apasionado de las palomas. Durante casi 30 fue el encargado de cuidar y mimar a los pichones del Regimiento de Transmisiones del Ejército en Barcelona. A pesar de las nuevas tecnologías, Carreras cuido de ellas hasta hace apenas tres años, cuando los recortes prejubilaron a las palomas mensajeras y a su cuidador.
—Palomas mensajeras militares.
—En realidad nunca llevaron un mensaje a ninguna parte.
—¿Cómo?
—Las llevas lejos, les pones un mensaje y lo que hacen es volver, no ir.
—¿Regresan a la querencia?
—Solo saben regresar a donde nacen.
—¿Y las militares, cómo llegó a ellas?
—En el 79, en un reparto de premios, vino un teniente coronel y habló con el presidente (de la Asociación Colombófila Catalana). Se les había marchado el sargento que las cuidaba y me pidieron que las pusiera en orden.
—¿Hasta cuándo lo hizo?
—Hasta hace como tres años. La crisis y el internet suprimieron palomares en toda España, el mío entre ellos.
—¿Pensó en renunciar a su hobby?
—Sí, pero vino el presidente y me dijo: «Carreras, para que no te entre el mono», y me permitió cuidar de uno de los palomares de la asociación.
—¿Le pagaban?
—Fue un convenio: yo les cuidaba y entrenaba a sus palomas, siempre y cuando me las pudiera llevar a concursar.
—¿A concursar?
—Claro, antes que mensajeras, son palomas deportistas, que cada fin de semana recorren hasta 900 kilómetros.
—¿Y no se pierden?
—Sí, de tanto recorrido, algunas se desorientan, golpean, halcones se las comen o paran y no vuelven a arrancar.
—¿Y las militares, se pierden?
—En la primera y la segunda Guerra Mundial hubo palomas que murieron en combate y que fueron condecoradas, pues gracias a los mensajes que llevaron salvaron la vida de muchos.
—¿Cuánto cuesta cada paloma?
—No hay un precio fijo, se subastan. Una paloma campeona y con buen pedigrí puede costar hasta 2.000 euros.
—Palomas sementales.
—Cada palomar tiene su recría, su cantera, compuesta por 15 o 20 parejas.
—¿Cuántos años viven estas palomas?
—Con cuidados, hasta 20 años.
—¿Qué tipo de cuidados?
—Comida especial, entrenamiento diario, baños con sales. Hay palomas que viven mejor que muchas personas.
—¿Qué necesitan para ganar?
—Ser de buena estirpe, volar alrededor del palomar, higiene, buena alimentación. También hay métodos especiales para hacerlas competitivas.
—¿Cómo cuáles?
—Algunos compiten con machos y antes de la competición les retiran a la hembra, para que regresen por el celo. Yo no tengo espacio para separarlos.
—¿Cuáles son sus trucos?
—Yo solo concurso con hembras. Cuando la hembra tiene que recorrer largas distancias, y acaba de tener crías de 8 o 9 días, tiene más fuerza para volver por su instinto materno que un macho por su instinto sexual. Varias de mis palomas son ganadoras.
—¿Y qué se gana?
—Un trofeo y el orgullo de haber ganado. No lo hacemos por dinero.
—¿En dónde nace este «deporte»?
—Bélgica es la cuna de las palomas deportivas, hay una cultura muy grande. Hacen apuestas incluso. En Portugal también la hay, desde hace 20 años les ha cogido el virus de las palomas.
—¿Y las palomas militares?
—Esas nacen también en Bélgica y en Francia, en las guerras. Había palomares ambulantes. La agencia Reuters nació con palomas mensajeras.
—¿A usted, cuándo le cogió el virus?
—Como a los 16 años, el hermano de mi padre me lo inyectó, porque a mi padre no le gustaban.
—¿Y a sus hijos les ha cogido?
—Ni a las hijas ni a los yernos. Pero, tengo un nieto de 10 años al que he traido varias veces a la sociedad y ya le gusta, las toca. Ya veremos.
—¿A qué velocidad vuelan?
—Alcanzan los 100 kilómetros por hora. A más distancia, vuelan más lento. Si no están en buena forma, se quedan.
—¿Cada cuándo entrenan?
—Cada día. Son como los ciclistas, funcionan por los pulmones y por el corazón, no por las piernas.
—¿No ganan las más bonitas?
—El maratón, lo gana el de mejor corazón, no el más guapo. Es igual.
—¿Piensa en el retiro?
—A veces, cuando me enfado por controversias en las competiciones. Luego digo: «¿qué haré, ir al barrio a un aula de gente mayor?» Eso no es para mí. Siempre vuelvo a mis palomas.

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